Pobrecita fué ascendiendo por a torre de las torturas, nadie se dió cuenta ni le prestó ayuda.
Mientras las calles ardían en una quema de brujas impenitente y los sexos se torturaban respectivamente por genitales motivos.
Ministras y putas sindicadas se confundían en un mundo irreal de inquisición feminazi, cuando todo se fué de las manos hubo que matar juezas y hasta jueces.
Fué necesario que sintiesen el miedo que ellos mismos imponían y sin que nadie se diese cuenta estalló la guerra y se acumularon la víctimas , una guerra invisible en la que hay que protegerse.
Mientras las calles ardían en una quema de brujas impenitente y los sexos se torturaban respectivamente por genitales motivos.
Ministras y putas sindicadas se confundían en un mundo irreal de inquisición feminazi, cuando todo se fué de las manos hubo que matar juezas y hasta jueces.
Fué necesario que sintiesen el miedo que ellos mismos imponían y sin que nadie se diese cuenta estalló la guerra y se acumularon la víctimas , una guerra invisible en la que hay que protegerse.
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