ALGO ESTÁ FALLANDO.

Quizás sean los ciclos naturales, el caso es que estoy dejando de gustarme e incluso de quererme.
Desde que me quedé solo mi egocentrismo se ha acuciado y me miro y me remiro y me autoanalizo intentando comprender lo que me está pasando.
Cuando logré superar el odio con la certeza de que es un sentimiento que sólo daña a quién los siente desconocía que  todavía quedaba superar algo más difícil que los sentimientos y son las actitudes.
Las actitudes no son inocuas, son accciones que si influyen en nuestros semejantes y pueden llegar a ocasionarles procesos de acción y reacción que influyen en nuestras relaciones.
Si en todo este proceso mi actitud siempre fué coherente y muy sensata gracias al acompañamiento de alguien que me prestaba atención y consuelo desde que ando solito y con la única compañía de los medios de comunicación todo se ha convertido en desprecio en asco y en unas ganas de hacer daño a todo cuanto pienso que me hace daño a mí.
Me congratula cada vez que me informan que un perro inútil delincuente ha asesinado de un tiro a un perro guardia civil imbécil o cuando un terrorista asesino y violento masacra a una multitud de terroristas asesinos de otro bando, quizás haya comprendido que la existencia es como es y punto y de nada sirven ni los lamentos ni los parásitos caritativos y victimistas que viven de la miseria de sus semejantes, haciendo de las desgracias del prójimo su medio de subsistencia.
No me gustan estas actitudes y me causan malestar cuando las racionalizo, aunque me acompañan y me solidarizan en mi desgracia en la comprensión de los fenómenos violentos.
Son muchas la veces que en la certeza de que mi vida se acaba he pensado en suicidarme y no seguir en este estado que en nada se parece al placer de vivir que siempre había soñado  en la seguridad de que es lo único que me queda de todo este proceso que llamamos vida.